domingo, 2 de febrero de 2020

El patrón de conducta Aspen


Aspen es un patrón de conducta que rememora una vivencia traumática personal, ligada al temor de la aniquilación, producto, en parte, de la falta de sintonía materna, en los primeros tiempos de vida.
El bebé requiere, para todo, a su madre. Por si mismo solo puede respirar. Y, cada cosa que necesita la pide, al inicio, mediante el llanto. El llanto se convierte, entonces, en un código de comunicación entre madre e hijo/a. Las respuestas oportunas y adecuadas de la madre logran consolidar un sistema de interacción eficaz entre ella y el bebé. Este proceso se denomina sintonía y su soporte material es la actividad de las neuronas espejo. Pero, si la madre no responde correctamente de modo sistemático, el bebé deja de llorar, de pedir y se aísla, tras una muralla, para defenderse del temor a la aniquilación que lo envuelve. Esto trae como consecuencia la construcción de una cierta limitación a la capacidad de generar palabra. El trauma vivido por el bebé, ante esta circunstancia dolorosa, deja voz, pero restringe la palabra y, por lo tanto, limita la capacidad posterior del niño para modular el impacto de la percepción amenazante, a través de la verbalización. Pero, además, lo desconocido pasa a ser identificado, ahora, como peligroso. Allí estamos en el corazón de Aspen: carencia de palabras para nombrar lo desconocido que amenaza y que parece estar al acecho en el umbral.
(Prof. Eduardo Grecco)
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario