martes, 21 de julio de 2015

Las Flores de Bach y las Geopatías



  por Jordi Cañellas Puiggròs

Todos sabemos que el trabajo con esencias florales nunca es un trabajo rutinario o predecible, sobre todo en lo que se refiere a la velocidad de actuación de los remedios. Cada persona reacciona de una manera distinta aunque se trate de personas parecidas con problemas semejantes y este hecho sencillo convierte en un arte la terapia floral. Pero hay personas a las que las esencias parecen no funcionarles o que funcionándoles al inicio del tratamiento dejan de funcionar y aquel equilibrio que habían recobrado se pierde de nuevo. ¿Por que? Las respuestas son múltiples: resistencias internas, error en la prescripción de las esencias, la toma de medicamentos antidepresivos o que trabajan básicamente a nivel neuronal, etc.. Pero mi experiencia me lleva por otros derroteros: las geopatías, entendidas como alteraciones (eléctricas o magnéticas sobretodo) de nuestro entorno que afectan nuestra salud. Entre estas alteraciones destacarían por su importancia: los cruces de Hartmann, los cruces de Curry, las corrientes de aguas subterráneas, las fallas geológicas, y los campos eléctricos producidos por aparatos de manufactura humana. Para más información pueden leer los libros de Mariano Bueno o de Carlos Requejo en los que estas alteraciones son ampliamente explicadas.

A raíz de mi experiencia como terapeuta floral y trabajando de cerca con geobiólogas que han ido confirmando mis apreciaciones me atrevería a afirmar que las geopatías son sin lugar a dudas las mayores causas de fracasos en la terapéutica floral (pero que no sirvan de excusa a todos nuestros errores, que los hay evidentemente). En mis primeras terapias una persona que pasó varios meses de tratamiento con gran paciencia por su parte sin encontrar un beneficio evidente me comentó como quién no quiere la cosa en su última visita: “oye, ¿el hecho de tener una cisterna de más de tres mil litros de agua debajo de la cama, es malo?”. O también una familia entera que acudía a la consulta por motivos diversos y que encontraban un alivio ligero, pero que a los pocos días desaparecía. Eran un niño, su hermana y la mamá que me contó (cuando ya se marchaban, también el día que les dije que no podía ayudarles) que al lado de su casa tenían un pozo y que sabían que la veta de agua pasaba por debajo de su hogar. Estos hechos repetidos en pocos días me hicieron pensar que el agua subterránea alteraba de alguna manera el funcionamiento energético floral. Este pensamiento fue confirmado tras escuchar una ponencia del Dr. Arrieta, que hablaba en este mismo sentido aún sin precisar o aclarar más el concepto.

Desde entonces y con la ayuda de la radiestesia he podido comprobar en numerosos casos que lo que frena el funcionamiento de las esencias son las geopatías. Cuando después de la primera sesión, en la revisión mensual no hay ninguna mejora o cuando en terapias más avanzadas se produce algún retroceso, realizo un test con la ayuda de la radiestesia para averiguar si la persona en cuestión se encuentra sobre una zona geopatógena (en el dormitorio o en el lugar de trabajo, que son los lugares en los que pasamos más horas diariamente). Un vez confirmada la geopatía la contrasto con geobiólogos, que en la mayoría de las veces coinciden con el diagnóstico o lo precisan y mejoran. Casi en el 100 % de los casos las correcciones de emplazamiento de la cama o el lugar de trabajo traen una respuesta favorable (sin empeoramientos posteriores) al tratamiento floral y la mejora se amplifica doblemente al salir de una zona que solamente aportaba desarmonía y al tener un tratamiento energético que puede funcionar a pleno rendimiento.

También he podido constatar en algunos casos (básicamente en niños) que al empezar un tratamiento floral sus hábitos de cama se modifican, como si las esencias dieran un equilibrio mayor y también una mayor receptividad energética (a nivel inconsciente, por supuesto). Por ejemplo, niña de 12 años que siempre tiene miedos y especialmente de irse a dormir sola. Al empezar el tratamiento las flores funcionan pero en 2 meses parecen frenar su acción pero la niña, que antes dormía en su cama sin problemas empieza a desplazarse por la noche hasta invertir su posición y al cabo de unos 2 meses más decide bajar el colchón y dormir en el suelo. Ante el escaso funcionamiento del arsenal terapéutico del que dispongo, realizo el test y resulta en una geopatía en la cabecera de la cama. La visita de una geobióloga a su casa confirma el test inicial y también se comprueba que el lugar del suelo escogido como nueva cama es neutro (es decir, no existe geopatía). Sin saberlo sabía donde dormir para estar más sana, pero este conocimiento no se concretó hasta el equilibrio necesario que le dio la toma de flores.

Otro caso, post-parto en el que las flores para la madre y el bebé parecen no surtir efecto. Ambos se encuentran mal, el bebé no deja de llorar y la madre padece un inicio de depresión post-parto. El test confirmado por la geobióloga señala fuertes geopatía tanto en la cama de los padres como en el lugar en el que dejaban al niño por la noche. Se realizan los cambios y correcciones pertinentes de dicha geopatía y la mamá en pocos días se encuentra bien y el niño (de un mes) de casi no dormir por la noche pasa a dormir casi hasta siete horas, casi ni despertándose para las tomas de pecho. La posterior toma de flores por el niño y la madre surten los efectos deseados y el niño empieza a calmar de sus frecuentes cólicos.

Otro caso aún, niño de 12 años al que las flores le funcionan espectacularmente des de el inicio y durante unos 3 meses, después de los cuales empiezan a retornar los síntomas por los que acudieron a la consulta. Preguntando por el momento en que empieza a estar mal nuevamente observamos que coincide en el tiempo con un cambio de habitación. Hacemos el test y nos da geopatía.
Estos son solo algunos de los cambios espectaculares que he podido constatar personalmente en consulta , por lo que recomendaría a todo terapeuta floral que tuviese un cierto conocimiento de geobiología y que contactara con algún profesional a fin de trabajar juntos. Los frutos de este trabajo en equipo son las más de las veces espectaculares. También el uso de la radiestesia puede ser una herramienta necesaria para diagnosticar geopatías y dejar el caso en manos de un profesional que pueda aportar soluciones constructivas a los problemas de ubicación en la vivienda.

 Artículo publicado en el boletín de SEDIBAC nº 40 (2005)