martes, 12 de febrero de 2019

PINE - Cuarta parte

Los sentimientos de culpa no están aparte de una cierta soberbia y egocentrismo que se ha apoderado de la identidad del individuo y la ha vaciado. Ahí, todo parece como que, la persona, ha perdido interés y contacto con la realidad. Estar fuera de la propia identidad, vivir una vida de máscaras o en un vacío de quién realmente se es, de ausencia de identidad, se acompaña, según Peter Belohlavek, un buen pensador de origen eslovaco, de sentimientos de soberbia y la culpa. También ocurre que, en repetidas veces, se da un desplazamiento “… de sentimientos de culpabilidad debidos a un fracaso existencial representado en la esfera corporal en forma de desgana, de falta de apetito o de “inapetencia” en el más amplio sentido de la palabra. (Jean B. Torelló). Esto permite comprender la razón por la cual, culpa y apatía (Wild Rose), estén, en ciertas situaciones, tan unidas. Pero, no es el único maridaje. Junto a la derivación en el cuerpo o la proyección en otros, que ya hemos señalado, hay más matrimonios posibles: que la culpa se haga rencor (Willow), dogma (Vervain), vergüenza (Crab Apple), amor (Holly) o rigidez moral (Rock Water).

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