jueves, 3 de agosto de 2023

Sobre CENTAURY - por Prof. Eduardo Grecco

 

"El arquetipo del huérfano enfrenta al hombre a la tarea de liberarse de toda dependencia pero, también, de sanar el espíritu retaliativo y autocrático que alberga en su inconsciente. Así, la construcción de una identidad capaz de distanciarse tanto de la sumisión como el despotismo sigue un recorrido que, en el caso de Centaury, terminará en fracaso si no logra trascender estos extremos. Si se malogra la oportunidad, lo que debería haber sido una herramienta para la evolución, se transforma en una pesada cadena que ata a la persona a un patrón de conducta que detiene su crecimiento. De esta manera, la identidad Centaury, no deja paso más que a los antagonismos que perfila la dialéctica del amo y el esclavo como únicas posibilidades de llegar a ser.

Lo mismo ocurre con Agrimony pero, el camino que en esta esencia se traza, es el formular una existencia inauténtica para eludir el dolor y el temor al rechazo. El Centaury, en cambio, elige buscar complacer y satisfacer al otro por el sendero de conformarse, hacer buena letra constantemente, nunca decirle que no a nadie y estar siempre dispuesto a servir. Y, lo hace de este modo, alentado por la fantasía de que de así logra apaciguar al otro, ya que, lo vive no como un par sino como un mando ante el cual debe doblegarse.
La sanación de tal modelo de funcionamiento acontece cuando la persona logra salir del refugio imaginario de la dependencia de la autoridad y logra sentirse par entre pares. Pares con los cuales existe la posibilidad de ayudarse mutuamente, de ser realista con sus capacidades de servicio y libre del temor al rechazo y a la necesidad de postergar sus intereses para conseguir reconocimiento.
Así como, el Cherry Plum es la esencia que pone a la persona en contacto con el hecho de que la vida es una constante danza de experiencias y que hay que arriesgarse a vivir sin sujetarse al control de la razón, Centaury, plantea aprender que, si bien es cierto que la verdad nos hace libres, no menos cierto, es que, solo con libertad e independencia podemos encontrar la verdad tanto dentro como fuera de nosotros. Una libertad de la cual, Centaury, parece enajenado, una dependencia que nunca la abandona como si estuviera viviendo una condena al infortunio. “Siempre está a mi lado la sombra de haber sido un desdichado.” (Jorge Luis Borges). "
 

 

FLOR DE BACH WHITE CHESTNUT. - Por Celia Guerra BFRP

En el Sistema Bach la flor del Castaño Blanco se utiliza para equilibrar pensamientos obsesivos recurrentes, que impiden la concentración en una lectura, en una conversación o en cualquier actividad mental que implique incorporar información.

La mente comienza a ser invadida por pensamientos circulares que no se desean pero que no somos capaces de evitar de manera que no se puede estar realmente atento, ni concentrado en lo que se está haciendo.
En ocasiones esta experiencia mental e involuntaria sucede por la necesidad de controlar que pasará mañana, con la intención de tener una visión más amplia y detallada de todo lo que pueda surgir y así planificar y estar preparados mentalmente.
Lo que comienza siendo una perspectiva práctica, puede terminar convirtiéndose en un estado que algunas personas definen como ansioso. Una trampa donde los pensamientos se vuelven molestos, parlanchines e invasivos.
El remedio floral WHITE CHESTNUT es el apropiado para estos estados rumiadores permitiendo detener los pensamientos bulliciosos y circulares relajando la mente.
El Castaño Blanco nos irá llevando progresivamente hacia la calma.
Si comprendes que tu mente tiende hacia la hiperactividad, tomate todos los días unos minutos para conectar con tu respiración, pon la intención consciente de atender al momento presente, y añade unas gotitas de WHITE CHESTNUT a tu frasco personalizado de flores de Bach.
No siempre las preocupaciones, los pensamientos y las deducciones son verdad, la gran mayoría de las veces son proyecciones de nuestros miedos o expectativas. La mente es flexible y si nos damos más o menos cuenta de lo que estamos sintiendo se hace posible cambiar la forma de ver las circunstancias, de narrarlas y por lo tanto de entrar en acción.
Dice Amit Ray
"La mente es un espejo flexible, ajústalo, para ver mejor el mundo"
 

 

 

"Cuando Edward Bach murió en 1936, dejó atrás una vida intensa y una obra extraordinaria que, desgraciadamente, con el paso del tiempo, se ha convertido en 38 remedios florales y en una simple práctica terapéutica: la Terapia Floral, que ha sido despojada de mucha de su trascendencia. Entre sus escritos, a la luz de la sabiduría simbólica, podemos contemplar una propuesta y una vía de desarrollo personal tan apasionante y completa como la de una verdadera “Escuela Iniciática”, pero con un elemento fundamental: los remedios florales, como se han venido denominando hasta ahora, que favorecen el retorno hacia “el Hogar” cuando las resistencias de la personalidad pretenden abortar el desarrollo del Alma."
(Maestro Luis Jimenez. Terapia Floral Evolutiva)
 

 

domingo, 7 de mayo de 2023

ASPEN: el miedo sin nombre.

 


Leamos lo que aporta sobre esta esencia la Practitioner Susana Veilati. 
 
"UNA ESENCIA DE CONSTRUCCIÓN DE FONDO. Hay 2 indicadores florales en los que la persona no encuentra palabras para explicar la índole de su sentir: Aspen, el miedo inexplicable; y Mustard, la tristeza indefinida. Esto ya señala cuán precoces fueron ambas heridas, preverbales.
El tipo de miedo que en terapia floral llamamos ASPEN -hoy me detengo en este indicador- es la madre de las angustias de auto conservación, en particular de la angustia de persecución (esa que acaba en la ira y paranoias Holly). Esto tiene importantes consecuencias, me explico. Primero, sabemos que el sentir de Aspen es el de un peligro que amenaza desde no se sabe dónde, cómo ni por qué. Pero cuando la persona ya es capaz de simbolizar, de representar, comienza a imaginar que proviene de alguien. Esto le permitirá alcanzar una sensación de mayor control y seguridad. Lo que era indeterminado pasa a ser ubicable: “el peligro viene desde allí”. Al fin tiene palabras para nombrarlo.
La relación entre Aspen y Holly (Acebo) habremos de tenerla muy en cuenta si, por ejemplo, colaboramos con un psiquiatra en el acompañamiento de personas con severos males del alma y medicadas. "
“Vagos temores desconocidos para los que no hay explicación ni razón. El paciente puede estar aterrorizado ante algo pavoroso que va a ocurrir, no pudiendo precisar de qué se trata. Estos miedos vagos e inexplicables pueden obsesionarlo de día y de noche. Los que los padecen temen contar sus preocupaciones a los demás.” Edward Bach.
 

 

Un iluminador texto del Maestro Grecco. No te prives de leerlo...

 

"Un punto singular que atraviesa el movimiento terapéutico del siglo XX, es aquel que dibuja la curiosa indicación, que entrelaza figuras aparentemente tan distales como Freud y Bach, según la cual la terapéutica no persigue la cura sino erradicar la ignorancia. En ambos pensadores, la consciencia es la que ignora, pero mientras que, en Freud, el saber está refugiado en lo inconsciente, en Bach su sede es el alma. El saber del inconsciente, el saber del alma. La memoria del inconsciente, la memoria del alma. Y, a pesar que Freud utiliza el poder de la palabra, función a la cual otorga la potestad de transformar disposiciones de la personalidad y resignificar sus memorias, mientras que Bach recurre a la potencia de las esencias florales, sin lugar a duda alguna, es posible concebir que ambos caminos se eslabonan dentro de un mismo espacio simbólico.

La palabra del psicoanalista, en la interpretación, contribuye a la cura de la ignorancia sobre sí mismo del paciente, de la misma manera que la prescripción de una fórmula floral lo hace. Hacer consciente lo inconsciente o erradicar la ignorancia, es un mismo proceso con nomenclaturas diversas para señalar las consecuencias que promueve, en el contexto terapéutico, la eficacia de lo simbólico. Esto da pie a sustentar un principio: la prescripción floral es una interpretación en acto.
De modo que, interpretación y prescripción, son campos de información analógicos gobernados por una misma gramática que organiza la experiencia sanadora. El Psicoanálisis, como la Terapia Floral son sistemas simbólicos, como lo es el lenguaje. De manera que, aplicando principios derivados del estructuralismo vemos que es posible utilizar las herramientas epistémicas que nos brinda la lingüística para describir los fenómenos propios del arte sanador que fundara Edward Bach. De este modo, retornamos la Terapia Floral al especio donde Bach la situó, como un territorio perteneciente al ámbito de lo espiritual y lo humano. La materia se ubica en el territorio de la energía, el psiquismo de la información, pero, lo espiritual, forma parte del universo de lo simbólico.
Para Claude Levi-Strauss, la eficacia simbólica es aquel fenómeno mediante el cual, personas, narraciones, objetos, situaciones o imágenes, cobran, en una circunstancia específica y en un tiempo puntual, la calidad de símbolo. A partir de ese momento y por esa conversión, esos elementos hasta entonces seculares, alcanzan la capacidad de ser instrumentos que posibilitan que un suceso en la historia de una persona, adquiera un significado metafísico, existencial, místico o cosmológico. Es decir, se torne sagrado, poseedor de sentido. Un sentido que emerge como respuesta a inquietudes y preguntas que trascienden el ámbito de la personalidad para abrazar el alma. Tras esto, el símbolo opera transformaciones en la realidad personal, convierte, al decir alquímico, el plomo de la sombra en oro de consciencia. De modo que, las esencias florales, actúan como símbolos de transformación del alma, mutan la obscuridad en luz, la ignorancia en sabiduría.
En la medida en que la persona se abre al conocimiento de sí y del mundo, tal como propone Bach, y contemple la realidad en la que vive, con una mirada que vaya más allá de los límites que le impone la frontera de su personalidad, esta disposición le permite advenir a la posibilidad de ser consciente del hecho que la vida es relación. El descubrimiento del otro como semejante estimula desvanecer las trampas del egoísmo y el aislamiento. El encuentro con el otro, la relación plena de alma, es la ventana de posibilidad para el despliegue de una vida que recorra el sendero de la virtud y la evolución, una vida anagógica. Sin embargo, en el mundo actual, el otro se valora como objeto y, entonces, el espejo devuelve ese valor. "Es tan triste el amor a las cosas; las cosas no saben que uno existe". (Jorge Luis Borges) Cuando en lugar de símbolos vemos cosas nos convertimos en eso que vemos.
Al igual que el símbolo una esencia floral es portadora de significado, cumple una labor iniciática, produce transformaciones alquímicas, invita a viajes anagógicos, genera comunión de la personalidad con el alma, provoca armonía, porta sabiduría, evoca huellas históricas y resignifica la memoria. Es decir, no solo es signo que cura, sino símbolo que sana."
 

 

CHESTNUT BUD:

 

Extraído de “El Libro tibetano de la vida y la muerte”. Por Soggal Rimpoché

1-
Bajo por la calle.
Hay un hoyo profundo en la acera.
Me caigo dentro.
Estoy perdido… Me siento impotente.
No es por mi culpa.
Me lleva una eternidad salir de él.
 
2-
Bajo por la misma calle.
Hay un hoyo profundo en la acera.
Finjo no verlo.
Vuelvo a caer dentro.
No puedo creer que esté en el mismo lugar.
Pero no es culpa mía.
Todavía me lleva mucho tiempo salir de él.
 
3-
Bajo por la misma calle.
Hay un hoyo profundo en la acera.
Veo que está allí.
Caigo en él de todos modos… es un hábito.
Tengo los ojos abiertos.
Sé dónde estoy.
Es culpa mía.
Salgo inmediatamente de él.
 
4-
Bajo por la misma calle.
Hay un hoyo profundo en la acera.
Paso por el Lado.
 
5-
Bajo por otra calle.
 

 

 


Cuando llega la noche oscura.

 

"Hombres y mujeres concurren a consultar a un terapeuta porque se sienten perdidos, dolidos, atemorizados, deprimidos o, tal vez, abrumados por conflictos o desgarrados y heridos por penas de amor. Lo que anhelan es dejar de sufrir, decir adiós a sus malestares y recuperar la salud y el brillo del sol para sus vidas; volver a respirar libres del peso y de las ataduras de la enfermedad y de los enfrentamientos antagónicos que los quiebran y fragmentan.

Los estudios de psicología, y otras artes terapéuticas, preparan a sus oficiantes para ayudar en la tarea de restaurar la paz extraviada, unir lo dividido y también guiar en la búsqueda del significado de las dolencias, es decir, interpretar el sentido simbólico y emocional de los síntomas.
Pero, en general, no entrenan para advertir que todo padecer es una iniciación, una noche oscura por la cual hay que transitar hasta llegar al sitio a donde el alma quiere habitar; a saber que el yacer en una noche oscura es algo natural, ya que, la oscuridad forma parte de la vida misma, que la noche oscura es un tiempo en donde la persona aprende a confiar y esperar, a tomar con calma los momentos difíciles y dejar que los procesos en los cuales está embarcado hagan su obra, a no fijarse metas y establecer propósitos, sino solo transitar. Viajar hacia la propia vida, preparase para atreverse a dar la cara al destino y renacer. Y en ayudar en este proceso consiste parte de la tarea del Terapeuta Floral. "
( Prof. Eduardo Grecco )
 

 

MIMULUS, por el Prof. Eduardo Grecco.

 

Revisando los textos de Bach sobre Mimulus, es posible observar algunos puntos que valen la pena remarcar. Así, por ejemplo, en “Algunas Consideraciones Fundamentales sobre la Enfermedad y la Curación”, publicado en Homeopathic World, en 1930, coloca como referencia, de este remedio, al odio. Allí mismo Bach señala que los Mimulus se cansan con facilidad, sufren de agotamiento, abatimiento y debilidad, reacciones todas estas que no guardan relación proporcionada con la causa que las provoca, que las cosas que les son desconocidas les producen temor y los alteran (“los ponen nerviosos”), así como las personas extrañas y, además, “…duermen poco y no descansan bien. Les produce mucha aversión, y les agota, el ruido, hablar y, en especial, ser interrogados. Desean estar solos y tranquilos. A menudo tienen interés por el espiritismo y son médiums.”

Algunos de estos temas, ya los hemos mencionado, pero otros no. Sobre otros Bach no vuelve a indicarlos más, en sus comentarios sobre este remedio. Uno de estos aspectos, es la referencia al odio. Tal vez, este punto pueda vincularse con un comentario que aparece en Libérate a Ti Mismo (1932), acerca de que Mimulus da la capacidad de liberar, para así, que la persona sea capaz de amar su propia vida. Me pregunto, ¿Es que antes la odiaba? Por otra parte, si necesitaba libertad, ¿A que estaba atado Mimulus? La respuesta sencilla es AL MIEDO. Sin embargo, creo que es necesario contextuar el párrafo, en el cual Bach hace esta aportación sobre la libertad, un enunciado que comienza con una pregunta: “¿Desea defender su libertad y, sin embargo, no tiene el coraje de romper con sus vínculos?” Y, agrega Bach, “En ese caso Mimulus, que crece al lado de los riachuelos cristalinos, lo liberará para que ame su vida y le enseñará a sentir la más tierna compasión por los demás.” Me parece, entonces, a la luz de esta y otros apostillas, que hay que apreciar, en Mimulus, su labor como un remedio que permite transformar, en las personas que no se atreven a dejar atrás relaciones, que por alguna razón les imponen condiciones de dependencia, les absorben la energía y les impiden tenerse en cuenta, esta condición vincular. Más adelante, en 1932, dice Bach: “Mimulus está lleno de miedo. Estas personas intentan débilmente escapar de sus perseguidores, parecen estar hipnotizadas y sufren su miedo en silencio y sin resistencia. Generalmente encuentran excusas para ellas mismas.” Seguramente, cada quien hará sus propias conclusiones pero, hay una clara indicación de esta esencia para la situación en la cual la persona está encerrada en la fascinación de su abusador. Y, por otra parte, así como Heather enseña a amarnos a nosotros mismo y Chicory a los otros, Mimulus nos muestra el camino para amar nuestra propia vida, nuestra propia historia y nuestra propia circunstancia.
 
Al hablar de Mimulus, tengamos en cuenta que, sentirse atrapado, es un sentimiento, no un hecho, ni una verdad. Cuando ésta es la vivencia que invade, el primer reflejo defensivo natural, para preservar nuestra estima, es encontrar, fuera de nosotros, alguien (o algo), sobre qué hacer recaer la culpa de esta situación o, en todo caso, que le de cierta justificación. Y, si bien, el culpable puede ser un peligro auténtico que despierta miedo, sin embargo, nuestra vida es nuestra responsabilidad y cada quien crea y pinta los colores con los cuales percibe las situaciones que enfrenta.
Así, el miedo, no es una chispa objetiva, si no el darse cuenta de un peligro que sentimos que, nosotros, no somos capaces de enfrentar. Y, allí, está el punto clave: sentir que no somos capaces de enfrentar.
Esta afirmación implica considerar, en la reacción de temor, la participación subjetiva, de cada quien, en el proceso perceptivo de lo que es peligroso o no, lo que se teme o no. Por tanto, es importante abandonar el hábito de ponerse a merced de aparentes escenarios de susto, alarma e intimidación e iniciar, por el contrario, el sendero de potenciar la manera personal que, cada uno, dispone para visualizar, en el mundo y en los otros, lo amenazador o protector, lo siniestro o benigno, con la mayor cuota posible de certeza.
Esto requiere darnos cuenta que, los peligros exteriores, son proyección de nuestro universo interior; que las situaciones a las cuales tememos son, en verdad, desafíos que nos convocan a aprendizajes que nos toca realizar; que las quimeras, monstruos, esfinges, y otros símbolos que asustan, representan lo que ya habita en nuestra sombra y que demanda salir a la luz.
No obstante, y sin disminuir un ápice el comentario anterior, cuando una persona se encuentra atrapada en el miedo, esta situación representa, para la clínica, una indicación de que ella ha llegado, en su historia, a un momento de impase, que está sumergida en un atolladero, dentro de un pozo que la detiene y no la deja respirar.
Lo singular de esta circunstancia es que, como apunta Warren Buffett: A veces, salir de un pozo, es tan sencillo como dejar de cavar. Es decir, nosotros somos los autores del hoyo en el cual moramos y en el cual nos hundimos.
La evolución siempre se origina desde el interior de la persona, de manera que, para provocar una transformación verdadera, para salir del túnel, es necesario modificar nuestras percepciones, creencias, pensamientos y hábitos. En este sentido, Bach, imaginaba que la vida es un viaje y que, el disfrute de la existencia, no radica en las metas sino en el recorrido; que la vida es una aventura y que, por tanto, hay que vivirla de una manera llena de disfrute, interés, placer y entusiasmo, dado que venimos a la tierra no a sufrir sino a disfrutar, y el miedo, como la apatía, nos aleja de esa posibilidad.
 


 

EL EGO Y LAS FLORES DE BACH

 

Por Celia Guerra BFRP

Cuando una persona inicia su búsqueda espiritual, un mundo de sensaciones nuevas se abre ante ella. Comienza a sentir que se despiertan interiormente emociones difíciles de explicar que no corresponden a la vida cotidiana ni a la experiencia material.
Pronto se da cuenta de que ha de vencer una parte de sí misma que le impide conectar con su esencia, con su Ser Real.
Comienza a ser consciente de que en su interior habita una tendencia que se opone a esta conexión, que necesita ver para creer, que tiende a generar separación porque lo quiere todo para sí, le cuesta ser feliz aunque no le falte de nada, alimenta los problemas: se centra en ellos. Como cree saber no se abre a aprender. Esta inclinación automática que tiende a la resistencia es el ego o personalidad.
El ego es en realidad un recipiente creado para recibir belleza y bien. Puede ser amplio y por lo tanto recibir muchas sensaciones hermosas y conectadas con la parte dulce de la vida o por el contrario puede encontrarse aún inmaduro y no haberse dado cuenta aún de que recibimos para dar.
Las flores de Bach fueron creadas para recuperar la conexión entre el alma y la personalidad, entre nuestro interior (Ser Real, Guía Interno, Yo Superior…) y su manifestación exterior (ego o personalidad) ellas nos ayudan a reconectar con nuestro lado más altruista y nos llevan de retorno hacia nuestra esencia.
Poniendo algún ejemplo:
VINE nos ayuda a suavizar un ego autoritario que cree saber sin negociaciones qué es lo mejor para los demás. Este remedio nos permite recuperar una autoridad interna sana.
ROCK WATER/WATER VIOLET/BEECH permite disolver el ego espiritual si es que una persona cree haber llegado a altas cimas de elevación y siente una superioridad en este sentido.
HOLLY puede ayudarnos a ser conscientes de nuestras envidias a los demás, aunque a veces vengan disfrazadas de justicia, y así abrirnos a la admiración y a la paz internas.
LARCH para un ego boicoteador que cede sus oportunidades desde el desaliento, que desplaza sus deseos hacia aquellos que considera mejores.
Dice Ramiro Calle:
“El ego es un buen secretario si sabemos orientarlo, pero un señor perverso”
 

 

LA DOBLE VIDA DE SCLERANTHUS

 

Por Celia Guerra BFRP

Consciente e inconsciente, yo y ello, máscara y sombra, alma y personalidad, instinto y razón, deseo y moral, yin y yang, lógica y emoción. No importa la forma de llamarlo, en nuestro interior habitan tendencias opuestas que estamos constantemente conciliando aunque no nos demos cuenta.
El remedio floral SCLERANTHUS representa a la perfección este movimiento dual de la existencia que, a veces, se polariza generando una escisión interna, una mente dicotómica e inestable donde se juega al todo o nada, al conmigo o contra mí.
SCLERANTHUS nos muestra la doble expresión de la vida en su sístole - diástole, inspiración -expiración, anabolismo-catabolismo, ingestión-excreción, hemisferio izquierdo del cerebro, hemisferio derecho, dos ojos, dos manos..., hilando así la energía masculina con la femenina dentro de cada ser vivo.
De esta forma, SCLERANTHUS nos enseña desde la práctica, que no se trata de movimientos separados e individuales si no que ambas tendencias forman parte de un mismo proceso, porque solo desde la unidad pueden realizar su verdadera función.
SCLERANTHUS permite conciliar nuestras tendencias opuestas, nos permite ser afirmativos, reorientarnos en nuestro camino, entender que nadie es perfecto y que no existe la decisión correcta sino aquella que ahora te dicta tu interior. Cuando reconocemos tanto la luz como las sombras que nos habitan, se deshace la indecisión y la certeza simplemente sucede.
San Agustín lo dijo así:
“Yo soy dos y estoy en cada uno de los dos por completo”
 

 

Agrimony, según el Prof. Eduardo Grecco.

 

" Ayer en un café en el cual entré por mi capuchino cotidiano, me encontré con Agrimony. Luego de los saludos de rigor comenzó a comentarme, entre suspiros agitados, sus sentires. "Me piden - dijo - sembrar paz. Me resulta dificil hacerlo por la sencilla razón que me cuesta imaginar lo que ella es. Si sé, en cambio, lo que es estar atormentado. También, conozco el arte de como aparentar que soy feliz. Como ocultar mi dolor y tristezas. Se como divertir a los demás, hacer que se sientan bien aumque, por dentro, este atrapado en la soledad y angustia". No dije mucho, luego de esta declaración. Solo bebí mi capuchino pensando que, con Agrimony, el silencio del otro desnuda su angustia,, ese sentir doloroso que tanto le cuesta enfrentar."