lunes, 31 de diciembre de 2018

Amarse a uno mismo.


"Amarse a uno mismo no es igual a soberbia o engrandecimiento de lo que uno es. Eso solo señala pobreza interior. Amarse a uno mismo, en cambio, es aceptar todo aquello escaso, doloroso, oscuro, desdichado y malogrado, que vive dentro de cada uno de nosotros, y que funciona como un pedazo que rechazamos y que nos avergüenza y que quisiéramos poder borrar de nuestra historia y existencia. Amarse a uno mismo es admitir el vaivén de la oscilación, el desgarrón de la tristeza, el estrépito de la agitación y la presión del descontrol, el vacío y abandono que, muchas veces, atrapan el corazón en la desventura, lo sombrío y necesitado. Amarse a uno mismo consiste, además, en no renegar de lo desagradable que forma parte de lo que somos. Dejar de ser severos con nuestras imperfecciones y fallidos, tolerar los enredos que generamos, las historias que embrollamos, las relaciones que enmarañamos. En suma, ser compasivos con nosotros mismos.
Ser compasivos con nosotros mismos es una actitud necesaria para sanar. Si se carece de esta disposición la curación se estanca y la infelicidad ocupa los rincones y parajes de nuestra vida. Abrirse al amor no sólo consiste en dejar que los otros o algún otro/a entre en nuestro corazón. En esencia, abrirse al amor, implica amarse a uno mismo y, desde ese lugar, que el exceso de amor que llena nuestra alma, se derrame y se comparta. Y, allí esta Holly para ayudarte en esa labor, ya que, para que el amor habite el corazón se requiere despejar de su interior los sentires que nos alejan de él."

Eduardo Grecco.

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