martes, 25 de diciembre de 2018

FELIZ NAVIDAD 2018

Puesto que a lo largo del año hemos disfrutado de su iluminador conocimiento floral, les comparto hoy este especial MENSAJES DE NAVIDAD del Profesor Eduardo Grecco :

Navidad

A veces, parece que me resulta necesario optar entre disfrutar de mis libros o de mi gente. Las perplejidades suelen ser, en cambio, una certeza que no abre espacio para la duda. Estoy tan lleno de ellas, que definen mi humanidad. Navidad es un tiempo que forja en mi interior el deseo, no de fiesta y compañía, sino de silencio y soledad. Hay algo que el otoño fue gestando y que está listo para parir. En todo nacimiento, como en toda muerte, aunque uno esté rodeado de muchos, siempre se encuentra solo. Nacer y morir, son procesos que requieren el estar con uno mismo, con toda la conciencia del paso hacia el recuerdo y hacia el olvido, y es bueno que, en esos momentos, nadie nos distraiga. Navidad y Pascua, son tiempos entrelazados pero subjetivos. Están cargados de historias personales de mucho “ser” que aflora en las reuniones, en los regalos, en cada ceremonia, en cada deseo de felicidad y en cada abrazo. Navidad y Pascua, una divinidad que nace en nuestro corazón, una humanidad que muere para renacer. Recordatorio de que somos divinos, conmemoración de que somos humanos. Sin embargo, no solo son cronologías personales, sino que durante una cadena de instantes una fibra arcana e insondable nos envuelve con las mismas esperanzas, sueños y sentires de miles de generaciones, de ancestros cercanos y abismales, de hombres y mujeres conocidos y extraños, que resonaron, en sus momentos, con la huella arquetípica de nacer y morir, del encarnar lo divino, de cesar en lo humano. Y, tal vez, como Fernando Pessoa aporta:” …con las imaginaciones muertas de todo un linaje de místicos.”
Navidad y Pascua, son ocasiones cíclicas que no se comprenden a plenitud, sin enfrentar la una a la otra en una relación dialéctica de oposición complementaria. El pesebre de Holly entraña la cruz de Star of Bethlehem, la alegría de nacer y la tristeza del morir. En este punto nos precipitamos a una singular condición. Ante un niño que nace, en sus padres y familia brota la alegría. Para el alma de ese infante, en cambio, quizás vibra la tristeza de abandonar el regazo de la “Patria Celestial” para vivir en un “exilio”. Para quien muere y allegados, el tránsito de partir de la escuela de la tierra despierta tristeza, pero, el alma de quien cesa su carnalidad, esta dichosa de regresar a su hogar espiritual.
Queridos y queridas todos y todas, no importa la fe de cada quien, ni si carece de fe, si participa en un encuentro comunitario en un templo (de cualquier naturaleza) o en una mesa repleta de comida, o si está solo. La fecha de Navidad o del Sol Invicto, del nacimiento de Jesús o de Dionisio, es una memoria colectiva de la humanidad que nos reúne en torno a mismo linaje: somos humanos, divinos y carnales, destinados a un pesebre y a una cruz, a vivir una vida sostenida en los pilares de Holly y Star of Bethlehem, del amor y sus penas. De modo que, en este día un hilo de memoria arquetípica nos hilvana en el mismo telar y nos recuerda que somos semejantes. Nos da la oportunidad de tomar conciencia que formamos parte de una sola red. Una conciencia que brota de despejar de nuestra vida, todo aquello que nos separa de la experiencia de amor. Desde mi corazón al de ustedes, feliz día. Que la fuerza alquímica de Holly los acompañe.

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