"En cada oportunidad que el desconsuelo ancla a mi vida, mi primera
reacción es buscar sosiego en Star of Bethlehem. Bach, describió esta
esencia, por primera vez, en 1935 y lo hizo de un modo diferente al
resto de las otras 18 que la acompañaban, en el pequeño opúsculo que
pidió a su editor que agregara a la edición de Los Doce Curadores y los
Siete Ayudantes. Allí dice, textualmente, “La que consuela, la que
alivia los dolores y pesares.” Un
simple, breve y contundente resumen de la acción de este remedio. Es
interesante imaginar que el término “consuelo”, hace referencia a una
acción de confortar, dar esperanza, aliviar, sosegar, mitigar la
congoja, pena, angustia y agobio, que aflige y oprime a una persona y le
quita interés por la existencia. Una conducta que genera, en quien la
recibe, animo, alegría, felicidad y júbilo. Sin embargo, una traducción
etimológica de esta palabra abre una puerta llena de implicaciones. Al
rastrear su origen vemos que, consuelo, supone la presencia de un
encuentro interpersonal, de un acto lleno de compasión y cuidado por el
otro, ya que, su significado es: "ser con el que está solo". De manera
que, consolar, no supone suprimir el dolor, sino estar junto al que lo
sufre haciéndole llegar un mensaje: “No estás solo. Estoy a tu lado.
Juntos llevaremos el peso de este dolor. Aquí estoy para reconfortarte”.
Y, esta es la vivencia que Star of Bethlehem provoca en el corazón de
las personas, un profunda sensación de “quitapesares”. Su labor genera
un movimiento reflexivo, una especie de estado meditativo, singular y
balsámico, pleno de quietud. Cómo no sentir gratitud ante esta
geométrica flor, si todos necesitamos tanto dar como recibir consuelo."
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