lunes, 8 de junio de 2020

Los árboles de Bach 2da parte Elm (continuación)

La esencia floral Elm aporta energía a los fuertes en sus momentos de debilidad. Les ayuda a ver de manera realista las dificultades del momento fortaleciendo la convicción de que en el instante preciso llegará la ayuda necesaria. Elm permite descubrir la auténtica fortaleza que mora en cada uno de nosotros. Otorga la firmeza que hace que nos volvamos a ligar a la experiencia, con la fuerza del alma. La esencia floral Elm, brinda tibieza a la persona que la bebe, envuelve de luz su corazón y ayuda a cambiar el talante anímico decaído, revistiéndolo con lozana y cortés entereza, firmeza y determinación. El mundo deja de ser un campo de gravedades y fardos que agobian, con la exigencia de perfección, para convertir en un territorio a ser explorado a través de la experiencia. Pero, tal vez, la percepción más fuerte reside en otra cuestión. La clínica enseña que Elm otorga determinación, voluntad, motivación para realizar el propósito del alma que tiene claridad en torno de su labor en la Escuela de la Tierra.
Para terminar esta breve descripción de Elm les comparto un hermoso poema de Antonio Machado:
 
A un olmo seco
 
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
 
 
 
 

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