viernes, 19 de mayo de 2017

Lo que Centaury oculta en su sombra


"A diferencia de lo que ocurre con Vervain la voluntad en Centaury se encuentra debilitada y, sus afectos, exacerbados, debido, en parte, a la vulnerabilidad que siente, de un modo visceral y, por otra, a causa del esfuerzo que despliega para complacer a los demás.
Es una persona que, de manera habitual, relega sus opiniones e intereses y le resulta costoso hacer valer sus ideas, de manera que, olvida sus propias necesidades y, en espejo, no percibe las auténticas necesidades de los otros. Por este camino, es frecuente que caiga en la rigidez y culmine en la ausencia de placer por las cosas de la vida cotidiana y, aún, por la vida misma.
Tras esta fachada, en su sombra se oculta un mundo bien diferente: fuertemente compulsivo, arrogante, egoísta, demandante, presumido, autoritario, dominante, tiránico, ampuloso, anhelante de poder y, por momentos, con tendencia a comportarse con crueldad. No por nada, Bach, colocó, como primer arquetipo de esta esencia, al Autócrata.
Pero, ¿Por qué no parece bajo esta faz y en cambio lo hace tras la máscara de la bondad y el servicio? Es que, el modo habitual de comportamiento Centaury se revela como un gesto de apaciguamiento hacia otros para evitar, por esa vía, el castigo o la agresión que pudiera recibir, fantasía simétrica a los deseos reprimidos o contenidos de castigar y agredir, que habitan en su lado inconsciente. Estos impulsos se encuentran al acecho para, cuando se presente la oportunidad adecuada, ser descargados sin peligro.
Entre ambas posibilidades antagónicas, autócrata o pródigo, existe un equilibrio, un sendero que permite el surgimiento de una personalidad fuerte y afirmada sobre sí misma, independiente y segura de sus convicciones, gentil y receptiva, compasiva y comprometida socialmente pero, al mismo tiempo, capaz de saber limitarse en el servicio cuando percibe que excede sus posibilidades, libre del temor de ser rechazada si no cumple con lo que le demandan, resistente a las influencias y que, de forma adecuada, no permite que se aprovechen de ella. Una personalidad que no persigue el amor sino que ha aprendido a identificar las trabas que dentro de ella ha levantado para impedir entregarse, libremente, a esa experiencia."
Eduardo Grecco

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario