viernes, 26 de mayo de 2017

Cómo nació la terapia floral


(Mónica Vaccaro – BFRP)

El 19 de Marzo de 2014 adquirí el libro  “Nueva Generación – Avances en la Terapia Floral” escrito por el Lic. Raúl Pérez. En la página 11 leí:


Y desde entonces el tema de la importancia del rocío como soporte de la información floral estuvo siempre dándome vueltas en la cabeza. Qué tenía que ver el rocío con la Alquimia? – me preguntaba.
Paracelso decía: “La naturaleza no produce nada en sí que sea perfecto. El ser humano debe conducir las cosas hacia su perfección y este trabajo se llama Alquimia.”
Está relacionada la Alquimia con el arte de curar?
Fue Carl Jung quien dijo:



"El objeto de la alquimia no es transformar metales innobles en plata u oro, sino crear un remedio contra todas las enfermedades" 
(Sa­lomón Trismosín “Materia Médica”)

En la primavera del año 1930 Bach se aleja de Londres. Era una cálida mañana del mes de mayo y parte rumbo a Gales”- nos cuenta el profesor Grecco. Tenía 43 años y, literalmente, co­mienza un viaje que lo conduce a la creación de su Obra Floral.  Un viaje que, como el de Santiago, el protagonista de “El Alquimista”de Coelho, sería iniático y transformador.
Nora Weeks (la mujer que acompañó al Dr Bach por toda Inglaterra en la búsqueda de sus flores curativas) cuenta que una mañana de mayo, cuando Bach caminaba a horas tempranas por un campo cubierto todavía de abundante rocío, le cruzó de repente la idea de que cada gota de rocío debía contener algunas de las propiedades de la planta donde se apoyaba, pues el calor del sol, actuando a través del líquido, serviría para extraer di­chas propiedades hasta que cada gota estuviera imantada con ener­gía. Entonces Bach advirtió que, de poder obtener de esta manera las propiedades medicinales de las plantas que él buscaba, los re­medios resultantes contendrían la energía perfecta y no contami­nada de las  plantan, y  seguramente curarían como no había curado antes preparación médica alguna. [...]. Decidió poner a prueba su teoría recogiendo el rocío de ciertas flores antes que el sol las eva­porara, y experimentarlas en sí mismo. En primer término vertió dentro de pequeños frascos las gotas provenientes de diversas plan­tas con flores, llenando algunos con el rocío de flores que habían es­tado expuestas a la plena luz solar, y otros con aquellas que se en­contraban todavía en la sombra. [...]. El hecho importante que averiguó a partir de este experimento era que el calor del sol era esencial en el proceso de extracción, ya que el rocío recogido en las plantas en los lugares sombreados no era tan potente como el de las plantas a pleno sol. [...]. Habiendo probado que el rocío calentado por el sol absorbía las propiedades de la planta sobre la que se en­contraba, se dedicó a perfeccionar el nuevo método de preparar remedios curativos. Recolectar suficiente rocío de cada flor sería demasiado trabajoso y demandaría demasiado tiempo, de modo que decidió recoger algunas flores de una planta escogida y colocarlas en un bol de vidrio lleno de agua proveniente de un arroyo límpido y colocarlo en el campo a pleno sol durante varias horas. Hizo esto y descubrió con gran satisfacción que el agua estaba impregnada de energía de la planta, y que era muy potente".
En el artículo publicado en The Homcepathic World en 1930 con el título "Algunos remedios y nuevas aplicaciones", Bach manifiesta: "Tenemos mucho que aprender en lo que respecta a la recolección y preparación de las hierbas; debemos tomar en consideración muchos puntos si queremos obtener un resultado máximo, en lugar de uno mediocre: el hábitat natural, la edad, el estado y la parte en particular de cada planta, las influencias planetarias, la hora del día y, no por último menos importante, la actitud mental del médico, que debería ser de absoluta devoción a la obra que tiene entre manos en beneficio de la humanidad"
Esta idea de conjunción de fuerzas y elementos en un mismo pro­ceso de metamorfosis, bajo influencias planetarias, en la prepara­ción de los remedios florales tiene fuertes resonancias alquímicas, cabalistas y gnósticas que conviene no perder de vista para esta­blecer, en el trabajo de Bach, la continuidad de una corriente de pensamiento en la historia de las ideas terapéuticas y que seguramente fluían en su mente.
De la narración de Nora Weeks co­mo de las propias palabras de Bach, se deduce la influen­cia del pensamiento de Paracelso sobre el trabajo de construcción de la Terapia Floral. ¿Cuál es la esen­cia de lo que Bach está sustentando? Una respuesta posible es que está madurando la idea de preparar un remedio quintaesencial, dado que ha observado que el rocío calentado por el sol contiene el patrón arquetípico de la flor en la cual reposa y que la signatura de la planta indica la naturaleza de la acción cu­rativa que ella posee. Todo esto nos lleva, inequívocamente, a Pa­racelso y su ars spagirico.
El proceso de preparación de las esencias florales por el método solar es fruto de la aplicación de un doble movimiento: de la flor al rocío y del rocío de la flor al agua, con un paso intermedio de la acción solar como activadora.
Para los alquimistas, gnósticos y hermetistas el rocío (especialmente de mayo a septiembre) era considerado el reservorio del espíritu uni­versal de la Naturaleza, de modo que en él anidaba el poder cura­tivo que ella poseía, y, a partir de este principio, se preparaban re­medios sanadores.
Dice Eduardo Grecco “Bach reconoce en sus textos, en varias oportunidades, a Paracelso como un antecedente de su obra y como un pensador afín con sus planteos sobre la salud, la cura y la enfermedad. Pero, Paracelso no brota de la nada, sino que entronca su labor dentro de una corriente que ya venía operando con una perspectiva mucho más abarcativa, a la cual él hace, sin duda, una contribución significa­tiva. Este movimiento, que podemos llamar Alquimia Vegetal, está ligado a la Alquimia (en su poco recordado campo médico) y al Hermetismo, y tiene una estrecha relación con las tradiciones esotéricas judías, cristianas y árabes y con la Kemicina egipcia.”
Paracelso había recuperado para la Medicina el respeto por las leyes naturales -como parte esencial de toda terapéutica- y sostuvo que la Naturaleza posee un método cierto para curar las enfer­medades que el médico, en general, ignora. Esta convicción es de capital importancia en relación a la función terapéutica, en el sen­tido de que la Naturaleza proporciona las herramientas necesa­rias para la cura, y que el médico debe aprender a escucharla al punto que "si se entiende la Naturaleza -afirmaba-, ella misma cu­rará por sí sola las enfermedades".
En este sentido, el "estar acorde con la Naturaleza" significa concordancia con un Plan Divino -en el que creía fervorosamente Bach- contenido en sus leyes y funcionamientos, ya que -como pensaba Paracelso, y en esto hay absoluta coincidencia entre los dos - existe una presencia divina en el hombre y en la Naturaleza, y ésta no se reduce a materia, sino que es un orden de signos, es decir, un lenguaje por medio del cual dicho Plan habla.
Ajustarse a la Naturaleza implica, también, no agregar en la cura nada que no provenga del interior de la persona y nada que releve al paciente de su propia responsabilidad.
Paracelso a consideraba al mundo como una gran farmacia y a Dios como el "boticario supremo". De tal forma,  cualquier segmento de la Naturaleza tiene la posibilidad de convertirse en un fármaco, y para esto se necesita que el médico -mediante la ob­servación, la signatura y la alquimia— haga evidentes las modali­dades de su acción sobre la persona. “Entre Dios y la Naturaleza, el hombre pasa a constituirse en un explorador y administrador de los caudales curativos de la tierra y del universo.” (E. Grecco)

Espagiria

 

Se le atribuye a Paracelso el haber denominado “Espagiria a la producción de medicinas a partir de plantas utilizando procedimientos alquímicos.
Pero la espagiria no es sólo una técnica alquímica de preparación de remedios en base a la captación de las propiedades esenciales de una sus­tancia, sino unaconcepción filosófica esotérica que puede remontarse hasta Pitágoras, de un modo muy generoso, y más ciertamente a la alquimia me­dieval y las escuelas médicas del esoterismo judío y árabe. Etimológicamen­te, del griego spao (separar) y ageiro (juntar). Espagiria designa un arte al­químico o un procedimiento mediante el cual se extrae la esencia o energía sutil de la materia. Esta energía, una vez liberada (a partir de minerales, ve­getales o animales), puede administrarse en forma de remedios y unirse a la energía del hombre. Los remedios espagíricos se preparan mediante una técnica llamada "iatroquímica" y son medicamentos altamente asimilables, en el plano energético, por el organismo en el que se introducen.
Para la es­pagiria la enfermedad es concebida como un desequilibrio vibratorio en al­guno de los tres aspectos del hombre: físico, psíquico o espiritual. Al tomar los remedios espagíricos se introduce la "nota correcta" en la que el organis­mo ha olvidado "vibrar". La espagiria confía en las potencialidades del hom­bre, ya que es el propio organismo el que reacciona y vuelve a su armonía original cuando se le proporciona la energía adecuada, a través de los reme­dios portadores de "luz". La medicina espagírica no es una medicina nueva. Paracelso postuló sus principios y el método del tratamiento, que consiste en relacionar cada afección con el desequilibrio de una u otra actividad vital. Por lo tanto, el método espagírico consiste en determinar cuál o cuales de estas actividades están desarmonizadas, y administrar la preparación espagírica que. por presentar la misma similitud de actividad, restablecerá la armonía perdida.



En un próximo post escribiré sobre el misterio de la gota de rocío.


Bibliografía:

Bach, Edward; “Obras completas – Escritos Florales”. Ed.Continente
Grecco, Eduardo; “La Luz que nunca de apaga”; Ed. Continente
Gurudas; “El libro de las esencias florales”- PDF
Jung, Carl.G.; “Psicología y Alquimia”- PDF
Pérez, Raúl; “Nueva Generación –Avances en Terapia Floral. Ed. Fultena
Paracelso; “Botánica Oculta”; Ed. Kier

No hay comentarios:

Publicar un comentario