Cómo describre el Dr Bach este remedio?
El dice: "Para los que se culpan a sí mismos. Incluso cuando tienen éxito piensan que lo podrían haber hecho mejor, y nunca se contentan con sus esfuerzos o los resultados. Son muy trabajadores y sufren mucho de las culpas que se atribuyen a sí mismos. A veces si hay algún error es debido a otros, pero se atribuirán la responsabilidad incluso por eso."
(Los Doce Curadores y Otros Remedios)
Les comparto un resúmen de los post que Eduardo Grecco realizó entre el 17 de Octubre y el 9 de Noviembre de 2016:
En nuestra vida actual cualquier fracaso (ilusiones que se
frustran, planes que se estancan, relaciones que se quiebran, afectos que se
ven traicionados) funciona como leña que alimenta el fuego de la culpa.
Para el Psicoanálisis, la culpa,
deriva del temor a la autoridad paterna que, con el tiempo, pasa a convertirse
en una función interiorizada como una estructura, que Freud llamó Super-Yo. En
cierto sentido, Freud reemplaza el pecado original por el Complejo de Edipo, en
donde, el deseo y su prohibición chocan entre sí y, dan lugar, a la
construcción de la culpabilidad como un descargo y excusa, por lo que se ha
deseado, es condenable y merece castigo. Vista de este modo, la culpa, es casi
un pedido de disculpa y perdón que, sin embargo, no encuentra redención y que,
por el contrario, muchas veces se hace síntoma. De tal manera, el cuerpo “paga”
la deuda de la culpa no aceptada y no expresada y, por lo tanto, no cancelada.
No siempre la culpa es un sentir que alcanza la conciencia.
En realidad, es mucho mayor la frecuencia en la cual permanece escondida en la
sombra de lo inconsciente, que lo que navega a la luz de la percepción de
nuestro yo. Pero, que no la tengamos presente, no significa que no ejerce su
poder sobre nosotros. Y, una de las maneras por las cuales la culpa se expresa,
es como grito en el cuerpo: el dolor. Un dolor cuya raíz hay que bucearla en
nuestro mundo emocional. La conciencia calla, la
memoria olvida, pero el cuerpo siempre habla y siempre recuerda.
Cuando la culpa aprieta nuestra
vida, y no somos capaces de deshacernos de ella y liquidarla, es muy común que
el castigo muerda el cuerpo como síntoma. Enfermedades autoinmunes,
hipotensión, patologías del sistema nervioso, infecciones, patologías
hepáticas, articulatorias y de la piel, son algunos ejemplos de este proceso,
en el cual, la persona, se hace cargo de la autoría de un daño y paga con dolor
esa culpa. De ahí la importancia que Pine tiene en ayudar a liberar esta
creencia que consume la estima y la dicha de nuestra vida.
En algunas personas, culpa y
apatía, están, en ciertas situaciones, íntimamente relacionadas. Pero, no es el
único maridaje. Junto a la derivación en el cuerpo o la proyección en otros,
que ya hemos señalado, hay más matrimonios posibles: que la culpa se haga
rencor (Willow), dogma (Vervain), vergüenza (Crab Apple), amor (Holly) o
rigidez moral (Rock Water). Ya ven, la culpa se esconde en todos los rincones
de nuestros sentires.
La culpa es una emoción que crea la cultura como un
mecanismo de control sobre las personas. Sentir culpa, encubre no hacernos
responsables. Nace, en ocasiones frecuentes, de una convicción falaz: no ser
capaz de alcanzar realizar esperanzas o expectativas que, en verdad, son
ilusorias, irreales y ficticias. (Aquí se impone vincular Pine con Elm). Esto,
incluye, la culpa por no ser perfectos y el auto-reproche por no hacer las
cosas de un modo ideal. Al igual que Oak y Centaury, Pine, se siente obligado a
arrogarse la responsabilidad que corresponde a otros, a hacerse cargo de los
adeudos de otras personas. Y, todo esto, supone que, en este estado emocional,
la persona no confía en los procesos de la vida, no descansa en la justicia del
alma, sino que se convierte en juez severo de sí mismo. Al tomar Pine, uno se
libera del deber, del pasado acusador, se abre a la responsabilidad sobre uno
mismo, a la mayor capacidad para estar presente en el presente, a erradicar la
divergencia entre lo que hacemos y lo que deberíamos hacer, y a dejar atrás
programaciones y mandatos familiares de expiación.
Pine, nos inicia en el arte del equilibrio y la justa
responsabilidad, nos relaja ante las exigencias de la vida, nos permite
disfrutar más plenamente los momentos, a no torturarnos por como resulta lo que
emprendemos, a no castigarnos por el pasado y los errores cometidos.
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