(Mónica Vaccaro – BFRP)
El 19 de Marzo de 2014 adquirí el libro “Nueva Generación – Avances en la
Terapia Floral” escrito por el Lic. Raúl Pérez. En la página 11 leí:
Y desde entonces el tema de la importancia del rocío como soporte
de la información floral estuvo siempre dándome vueltas en la cabeza. Qué tenía
que ver el rocío con la Alquimia? – me preguntaba.
Paracelso decía: “La naturaleza no produce nada en sí que
sea perfecto. El ser humano debe conducir las cosas hacia su perfección y este
trabajo se llama Alquimia.”
Está relacionada la Alquimia con el arte de curar?
Fue Carl Jung quien dijo:
"El objeto de la alquimia no es transformar metales
innobles en plata u oro, sino crear un remedio contra todas las enfermedades"
(Salomón Trismosín “Materia Médica”)
En la primavera del año 1930 Bach se aleja de Londres. Era
una cálida mañana del mes de mayo y parte rumbo a Gales”- nos cuenta el
profesor Grecco. Tenía 43 años y, literalmente, comienza un viaje que lo
conduce a la creación de su Obra Floral.
Un viaje que, como el de Santiago, el protagonista de “El Alquimista”de
Coelho, sería iniático y transformador.
Nora Weeks (la mujer que acompañó al Dr Bach por toda
Inglaterra en la búsqueda de sus flores curativas) cuenta que una mañana de
mayo, cuando Bach caminaba a horas tempranas por un campo cubierto todavía de
abundante rocío, le cruzó de repente la idea de que cada gota de rocío debía
contener algunas de las propiedades de la planta donde se apoyaba, pues el
calor del sol, actuando a través del líquido, serviría para extraer dichas
propiedades hasta que cada gota estuviera imantada con energía. Entonces Bach
advirtió que, de poder obtener de esta manera las propiedades medicinales de
las plantas que él buscaba, los remedios resultantes contendrían la energía
perfecta y no contaminada de las
plantan, y seguramente
curarían como no había curado antes preparación médica alguna. [...]. Decidió
poner a prueba su teoría recogiendo el rocío de ciertas flores antes que el sol
las evaporara, y experimentarlas en sí mismo. En primer término vertió dentro
de pequeños frascos las gotas provenientes de diversas plantas con flores,
llenando algunos con el rocío de flores que habían estado expuestas a la plena
luz solar, y otros con aquellas que se encontraban todavía en la sombra.
[...]. El hecho importante que averiguó a partir de este experimento era que el
calor del sol era esencial en el proceso de extracción, ya que el rocío
recogido en las plantas en los lugares sombreados no era tan potente como el de
las plantas a pleno sol. [...]. Habiendo probado que el rocío calentado por el
sol absorbía las propiedades de la planta sobre la que se encontraba, se
dedicó a perfeccionar el nuevo método de preparar remedios curativos.
Recolectar suficiente rocío de cada flor sería demasiado trabajoso y demandaría
demasiado tiempo, de modo que decidió recoger algunas flores de una planta
escogida y colocarlas en un bol de vidrio lleno de agua proveniente de un
arroyo límpido y colocarlo en el campo a pleno sol durante varias horas. Hizo
esto y descubrió con gran satisfacción que el agua estaba impregnada de energía
de la planta, y que era muy potente".
En el artículo publicado en The Homcepathic World en 1930
con el título "Algunos remedios y nuevas aplicaciones", Bach
manifiesta: "Tenemos mucho que aprender en lo que respecta a la
recolección y preparación de las hierbas; debemos tomar en consideración muchos
puntos si queremos obtener un resultado máximo, en lugar de uno mediocre: el
hábitat natural, la edad, el estado y la parte en particular de cada planta,
las influencias planetarias, la hora del día y, no por último menos importante,
la actitud mental del médico, que debería ser de absoluta devoción a la obra
que tiene entre manos en beneficio de la humanidad"
Esta idea de conjunción de fuerzas y elementos en un mismo
proceso de metamorfosis, bajo influencias planetarias, en la preparación de
los remedios florales tiene fuertes resonancias alquímicas, cabalistas y
gnósticas que conviene no perder de vista para establecer, en el trabajo de
Bach, la continuidad de una corriente de pensamiento en la historia de las
ideas terapéuticas y que seguramente fluían en su mente.
De la narración de Nora Weeks como de las propias palabras
de Bach, se deduce la influencia del pensamiento de Paracelso sobre el trabajo
de construcción de la Terapia Floral. ¿Cuál es la esencia de lo que Bach está
sustentando? Una respuesta posible es que está madurando la idea de preparar un
remedio quintaesencial, dado que ha observado que el rocío calentado por el sol
contiene el patrón arquetípico de la flor en la cual reposa y que la signatura
de la planta indica la naturaleza de la acción curativa que ella posee. Todo
esto nos lleva, inequívocamente, a Paracelso y su ars spagirico.
El proceso de preparación de las esencias florales por el
método solar es fruto de la aplicación de un doble movimiento: de la flor al
rocío y del rocío de la flor al agua, con un paso intermedio de la acción solar
como activadora.
Para los alquimistas, gnósticos y hermetistas el rocío
(especialmente de mayo a septiembre) era considerado el reservorio del espíritu
universal de la Naturaleza, de modo que en él anidaba el poder curativo que
ella poseía, y, a partir de este principio, se preparaban remedios sanadores.
Dice Eduardo Grecco “Bach reconoce en sus textos, en varias
oportunidades, a Paracelso como un antecedente de su obra y como un pensador
afín con sus planteos sobre la salud, la cura y la enfermedad. Pero, Paracelso
no brota de la nada, sino que entronca su labor dentro de una corriente que ya
venía operando con una perspectiva mucho más abarcativa, a la cual él hace, sin
duda, una contribución significativa. Este movimiento, que podemos llamar
Alquimia Vegetal, está ligado a la Alquimia (en su poco recordado campo médico)
y al Hermetismo, y tiene una estrecha relación con las tradiciones esotéricas
judías, cristianas y árabes y con la Kemicina egipcia.”
Paracelso había recuperado para la Medicina el respeto por
las leyes naturales -como parte esencial de toda terapéutica- y sostuvo que la
Naturaleza posee un método cierto para curar las enfermedades que el médico,
en general, ignora. Esta convicción es de capital importancia en relación a la
función terapéutica, en el sentido de que la Naturaleza proporciona las
herramientas necesarias para la cura, y que el médico debe aprender a
escucharla al punto que "si se entiende la Naturaleza -afirmaba-, ella
misma curará por sí sola las enfermedades".
En este sentido, el "estar acorde con la
Naturaleza" significa concordancia con un Plan Divino -en el que creía
fervorosamente Bach- contenido en sus leyes y funcionamientos, ya que -como
pensaba Paracelso, y en esto hay absoluta coincidencia entre los dos - existe
una presencia divina en el hombre y en la Naturaleza, y ésta no se reduce a
materia, sino que es un orden de signos, es decir, un lenguaje por medio del
cual dicho Plan habla.
Ajustarse a la Naturaleza implica, también, no agregar en la
cura nada que no provenga del interior de la persona y nada que releve al
paciente de su propia responsabilidad.
Paracelso a consideraba al mundo como una gran farmacia y a
Dios como el "boticario supremo". De tal forma, cualquier segmento de la Naturaleza
tiene la posibilidad de convertirse en un fármaco, y para esto se necesita que
el médico -mediante la observación, la signatura y la alquimia— haga evidentes
las modalidades de su acción sobre la persona. “Entre Dios y la Naturaleza, el
hombre pasa a constituirse en un explorador y administrador de los caudales
curativos de la tierra y del universo.” (E. Grecco)
Espagiria
Se le atribuye a Paracelso el haber denominado “Espagiria a
la producción de medicinas a partir de plantas utilizando procedimientos
alquímicos.
Pero la espagiria no es sólo una técnica alquímica de
preparación de remedios en base a la captación de las propiedades esenciales de
una sustancia, sino unaconcepción filosófica esotérica que puede remontarse
hasta Pitágoras, de un modo muy generoso, y más ciertamente a la alquimia medieval
y las escuelas médicas del esoterismo judío y árabe. Etimológicamente, del
griego spao (separar) y ageiro (juntar). Espagiria designa un arte alquímico o
un procedimiento mediante el cual se extrae la esencia o energía sutil de la materia.
Esta energía, una vez liberada (a partir de minerales, vegetales o animales),
puede administrarse en forma de remedios y unirse a la energía del hombre. Los
remedios espagíricos se preparan mediante una técnica llamada
"iatroquímica" y son medicamentos altamente asimilables, en el plano
energético, por el organismo en el que se introducen.
Para la espagiria la enfermedad es concebida como un
desequilibrio vibratorio en alguno de los tres aspectos del hombre: físico,
psíquico o espiritual. Al tomar los remedios espagíricos se introduce la
"nota correcta" en la que el organismo ha olvidado
"vibrar". La espagiria confía en las potencialidades del hombre, ya
que es el propio organismo el que reacciona y vuelve a su armonía original
cuando se le proporciona la energía adecuada, a través de los remedios
portadores de "luz". La medicina espagírica no es una medicina nueva.
Paracelso postuló sus principios y el método del tratamiento, que consiste en
relacionar cada afección con el desequilibrio de una u otra actividad vital.
Por lo tanto, el método espagírico consiste en determinar cuál o cuales de
estas actividades están desarmonizadas, y administrar la preparación espagírica
que. por presentar la misma similitud de actividad, restablecerá la armonía
perdida.
En un próximo post escribiré sobre el misterio de la gota de
rocío.
Bibliografía:
Bach, Edward; “Obras completas – Escritos Florales”.
Ed.Continente
Grecco, Eduardo; “La Luz que nunca de apaga”; Ed. Continente
Gurudas; “El libro de las esencias florales”- PDF
Jung, Carl.G.; “Psicología y Alquimia”- PDF
Pérez, Raúl; “Nueva Generación –Avances en Terapia Floral.
Ed. Fultena
Paracelso; “Botánica Oculta”; Ed. Kier