Walter
Riso dice que el apego es el mayor motivo de sufrimiento de la humanidad. En su
libro “Desapegarse sin anestesia” trata este tema ampliamente. Define el apego
como un vínculo emocional intenso y
obsesivo con un objeto, idea o persona que se fundamenta en cuatro creencias
falsas: que va a durar siempre, que
te va a hacer feliz, que te va a dar
una seguridad total y que dará sentido a tu vida.
El
apego se desarrolla en la infancia cuando el niño siente que el vínculo
afectivo que mantiene con sus padres es débil, entonces se siente desprotegido
e inseguro, generando una carencia
que le llena de miedo y tristeza. El niño crece con un patrón que seguirá
manteniendo posteriormente en la edad adulta extrapolándolo a otro tipo de
relaciones como pueden ser las amorosas o las de amistad.
Detrás
del apego existe una necesidad encubierta, nos apegamos a algo que satisface
nuestras carencias. La relación con ese algo se vuelve imprescindible para
nosotros y para nuestro bienestar, entonces nos volvemos adictos,
convirtiéndonos en esclavos de esa relación o vínculo. Cuando nos apegamos a
algo, a alguien, nos convertimos en dependientes emocionales y renunciamos a
nuestra libertad. El miedo a perder
eso que creemos necesitar nos aterroriza, por ello empezamos a sufrir pensando
que pasará si un día nos falta. Paradójicamente ese miedo a perderlo es lo que
nos lleva precisamente a conseguir eso que tanto tememos. Tarde o temprano lo
perdemos y de ninguna manera estamos preparados para asumir esa perdida.
“Crear una relación dependiente significa
entregar el alma a cambio de obtener un falso placer y seguridad”
Walter Riso
¿Te has preguntado alguna vez de
qué dependes para ser feliz?
Es
importante por tanto realizar un trabajo personal y descubrir cuáles son esas
necesidades que subyacen detrás de ese apego.
El
apego es inconsciente. Es importante identificar qué miedo se esconde detrás,
es evidente que solo mediante el autoconocimiento podremos averiguar a qué le
tememos, pero los miedos más frecuentes que manifiestan las personas
emocionalmente dependientes son por poner algunos ejemplos: el miedo a la
soledad, al rechazo, a no ser queridos… Muchas veces los
apegos se nutren de una baja autoestima;
si nosotros no nos queremos o nos queremos poco, buscaremos en los demás que
nos quieran.
En
esta vida debemos tener claro que todo cambia, todo se transforma. Todo en esta
vida es transitorio y efímero, es un préstamo y debemos verlo como tal,
mientras lo tengamos disfrutarlo al máximo y valorarlo y cuando lo perdamos
agradecer por los momentos disfrutados.
“El
desapego no es que tú no debas poseer nada. Es que nada te posea a ti.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario