Segunda parte
La alquimia es la ciencia de transformar las cosas
utilizando el conducto de la naturaleza. Más que transformar los metales, los
alquimistas buscaban transformase a sí mismos conforme a los principios de la
armonía universal: la relación simbólica y simbiótica entre el cielo y la
tierra.
Entre las varias técnicas utilizadas dentro de este magno
arte, la recolección del rocío tiene un lugar privilegiado, tanto por su
importancia en la obtención de una medicina universal como por su refinación
poética. Es dentro de lo que se conoce como “Espagiria”, el “arte de separar y
unir” o también “la alquimia vegetal”, que está arraigada la práctica de salir
al campo, especialmente en primavera, para recoger el rocío del amanecer del
césped o de ciertas plantas (como el manto de la virgen o Alchemilla), con
la particular influencia de la luna.
La alquimia, en su antigua fortaleza, está cifrada de
símbolos y hace de la misma naturaleza un símbolo viviente –por lo que las
correspondencias emanan una cierta energía o una cierta influencia que se puede
utilizar para operar cambios en el mundo natural. Las metáforas son utilizadas
para ocultar los secretos pero también como un poder de conexión entre el
significado y una acción magnética –la articulación de un lenguaje que refleja
el encantamiento de la materia. Este es el caso del rocío, también conocido
como “agua celestial” o “plata filosofal” y cuyo poder proviene tanto de su
energía natural como de su agencia simbólica.
Desde el origen de la filosofía humana el aire ha sido
relacionado con el espíritu. La etimología nos dice mucho al respecto, tanto la
palabra “alma” como la palabra “espíritu” nacen de palabras que significan
“aliento” o “respiración”. También desde la herencia griega tenemos la
palabra “pneuma” que significa “espíritu” al igual que “aire.” En sánscrito
el término “akasa” significa éter, y es tanto el espacio mismo como el espíritu
que permea el espacio y la memoria inherente al espacio. También en el
hinduísmo, la fuerza vital o “prana” está identificada con el aire y se
obtiene, como es lógico, respirando. Es parte de nuestro inconsciente colectivo
asociar el aire con el espíritu –también decimos que la creatividad ocurre como
una inspiración—y creer que de alguna manera la vida llega a la tierra del
cielo o que el espíritu desciende en su escala radiante.
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