sábado, 29 de julio de 2017

El misterio de una gota de rocío - Segunda Parte





Segunda parte
La alquimia es la ciencia de transformar las cosas utilizando el conducto de la naturaleza. Más que transformar los metales, los alquimistas buscaban transformase a sí mismos conforme a los principios de la armonía universal: la relación simbólica y simbiótica entre el cielo y la tierra.
Entre las varias técnicas utilizadas dentro de este magno arte, la recolección del rocío tiene un lugar privilegiado, tanto por su importancia en la obtención de una medicina universal como por su refinación poética. Es dentro de lo que se conoce como “Espagiria”, el “arte de separar y unir” o también “la alquimia vegetal”, que está arraigada la práctica de salir al campo, especialmente en primavera, para recoger el rocío del amanecer del césped o de ciertas plantas (como el manto de la virgen o Alchemilla), con la particular influencia de la luna.
La alquimia, en su antigua fortaleza, está cifrada de símbolos y hace de la misma naturaleza un símbolo viviente –por lo que las correspondencias emanan una cierta energía o una cierta influencia que se puede utilizar para operar cambios en el mundo natural. Las metáforas son utilizadas para ocultar los secretos pero también como un poder de conexión entre el significado y una acción magnética –la articulación de un lenguaje que refleja el encantamiento de la materia. Este es el caso del rocío, también conocido como “agua celestial” o “plata filosofal” y cuyo poder proviene tanto de su energía natural como de su agencia simbólica.
Desde el origen de la filosofía humana el aire ha sido relacionado con el espíritu. La etimología nos dice mucho al respecto, tanto la palabra “alma” como la palabra “espíritu” nacen de palabras que significan “aliento” o “respiración”.  También desde la herencia griega tenemos la palabra “pneuma” que significa “espíritu” al igual que “aire.”  En sánscrito el término “akasa” significa éter, y es tanto el espacio mismo como el espíritu que permea el espacio y la memoria inherente al espacio. También en el hinduísmo, la fuerza vital o “prana” está identificada con el aire y se obtiene, como es lógico, respirando. Es parte de nuestro inconsciente colectivo asociar el aire con el espíritu –también decimos que la creatividad ocurre como una inspiración—y creer que de alguna manera la vida llega a la tierra del cielo o que el espíritu desciende en su escala radiante.

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