El estado Willow, como el resto de los que describen los últimos
diecinueve remedios de Bach, nos habla de las respuestas de las personas
ante pruebas, infortunios, adversidades, tentaciones y dolores de la
vida. Al tener que dar cara a desdichas, traumas o tribulaciones cada
uno de nosotros responde de un modo singular y particular y, en el caso
de Willow, la cuestión consiste en que, presa en esa condición, la
persona imagina que le ha tocado un
trozo de miserias que no le corresponden, que es injusto e inmerecido lo
que vive. De tal manera que, empujada por los sentires que la dominan,
responde con queja y resentimiento pero, en especial, pierde la
capacidad de disfrute y placer de las cosas que antes si se lo daban. La
consecuencia: por ese camino se sancionan a sí mismos. Se vuelven
irritables e inconformes, se alejan de los otros y la amargura los
envuelve.
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