Bienvenidos a mi espacio Floral: Consultoría en Flores de Bach. Docencia y supervisión en el tratamiento con la terapia floral del Dr. Edward Bach.
sábado, 24 de septiembre de 2016
miércoles, 21 de septiembre de 2016
24 DE SEPTIEMBRE - DIA DEL TERAPEUTA FLORAL
Conmemorando el 130 Aniversario del natalicio del Dr. Edward Bach, comparto las impresiones de Eduardo Horacio Grecco sobre la persona del creador del primer sistema de tratamiento a base de esencias florales.
La imagen de un hombre
por Eduardo Horacio Grecco
Por ahora sólo podemos anticipar que la osadía llega nada más que a
intentar ciertos abordajes destinados a rasgar una superficie.
Noé Jitrik
Con ropa sencilla,
cómoda e informal; de mediana estatura, espaldas anchas, cuerpo fibroso y macizo -como de
alguien que ha practicado deportes habitualmente—, frente amplia y despejada, cabello
rubio, ojos castaños y piel curtida por el sol, de andar firme y vivaz, todo en
Edward Bach delataba una tremenda vitalidad, producto, sin dudas, del fuego interior que alimentaba su Alma y que le había permitido compensar la debilidad física
y superar los constantes
padecimientos que lo acompañaron a lo largo de su vida. Su postura y actitud
indicaban determinación, independencia, firmeza y don de mando, pero, al mismo tiempo, espontaneidad, arrebato y
apasionamiento, que, por momentos, le resultaba difícil de controlar. Su mirada era profunda y transparente, y su
corazón estaba siempre dispuesto al disfrute, el juego y la aventura.
De carácter
audaz, fuerte y decidido y, al mismo tiempo, bondadoso y compasivo, altruista y hasta tozudo en la defensa de sus ideas,
compañero leal y generoso, directo en su lenguaje, entusiasta, aun en la
adversidad, en nada proclive a ser influido y poco dado a mirar hacia atrás una vez que cortaba amarras, modesto y con gran sentido del humor, de buen trato con
todos pero dado a la soledad,
trabajador incansable y siempre alentado interiormente por una fuerte fe en que la vida le iba a
proveer de lo necesario para
continuar su labor, reflexivo y poco convencional, Bach era, seguramente, un hombre notable por su
presencia, inteligencia e intuición,
pero, al mismo tiempo, cortante (¿intolerante?) frente a la mediocridad y la hipocresía.
Casi todos los que
se refieren a Bach y que lo conocieron hablan de su generosidad y bondad sin límites. La
generosidad es una emoción
emparentada con la abundancia y prima hermana de la alegría y, como ellas, extrae su energía de su propio fluir. La generosidad
no reparte sino que da y por eso la persona generosa no acumula. Es una virtud que promueve vida y aleja el estancamiento. Del mismo modo, la bondad de uno enaltece
lo que puede tener de bueno el otro;
ésta era una cualidad que Bach irradiaba permanentemente.
Su preferencia por
el aire libre y la Naturaleza lo hacía amante (desde niño) de las caminatas por la campiña;
entusiasta del fútbol y el
remo, cultivaba el boxeo para mantener su estado físico; el mar lo atraía intensamente, no sólo por los elementos que conjugaba sino por la gente que vivía en su
entorno, y lo mismo le ocurría con los pequeños pueblos campesinos. Cabe
imaginar la sensación de exilio que debió de
embargarlo durante su estancia, por casi veinte años, en Londres.
Fue una persona profundamente
espiritual y religiosa, aunque no de iglesia, conectada con lo trascendente y al
mismo tiempo con lo terrenal.
Amaba el canto y la música, le complacía acudir a las tabernas y festejar y divertirse con los parroquianos, y seguramente, la fuerte cerveza de la región, donde vivió
sus últimos años, tenía para él algún
deleite particular, aunque existen ciertos comentarios de época acerca
de su preferencia por el brandy. Sin embargo,
su moderación, en esto como en la alimentación, fue un rasgo constante en su vida.
Otra peculiaridad
notable de su personalidad era el absoluto rechazo a la rutina, el encierro y las reglas. Hay
en su vida muchos episodios ejemplificadores, como el que relata Nora Weeks en relación a su renuncia
al Hospital Escuela de la Universidad cuando esta institución quiso que su personal tuviera
una dedicación exclusiva. "El intenso disgusto que sentía por las horas fijas
de trabajo, las reglas y regulaciones, lo llevó a renunciar en ese mismo memento." Pero, tal vez, más allá de esta actitud
comprensible -teniendo en cuenta la
naturaleza de su carácter-, hay que hacer notar que el sentimiento de insatisfacción, cuando no encontraba las respuestas
correctas o no podía hacer lo que realmente le daba placer, era, para él, un motor importante en su vida y en sus decisiones.
De manera que, en este incidente, como en otros -aparte de la razón esgrimida, seguramente, también-, Bach debía
de estar procesando el cierre de una
etapa y experimentando la pérdida de atracción
real por aquello a lo que estaba renunciando. Ello no implica, como en
este caso, una modificación de sus intereses dominantes, sino un cambio
necesario de escenario en donde proseguir su
camino en mejores condiciones. Hago este comentario porque hay en la
vida de Bach ocasiones de verdaderas crisis de transformación y cambio que no tienen que ver con el
tedio, la decepción de ana línea de trabajo o el desechar un ambiente
reglamentado, sino con verdaderos tránsitos
iniciáticos que produjeron en su vida el emerger de una nueva
conciencia. (En esto, me recuerda a Cari G. Jung en su propio y laborioso
camino de individuación.)
Sin embargo, este
cuadro que acabo de dibujar -basado en comentarios y crónicas de sus
contemporáneos- no tiene que hacernos perder de vista que Bach era un hombre con virtudes y defectos como todos nosotros. ¿O acaso, si adherimos a
su doctrina y somos coherentes con sus planteos, sus enfermedades no son testimonio de conflictos que no había acabado de
resolver? Tal vez, en este punto, es
bueno comprender que frente a hechos graves o conflictivos, imprevistos
o crónicos, cada persona es responsable de hacer
algo con ello, y el temple de cada cual se demuestra en el modo como
enfrenta las circunstancias que inconscientemente (o no) produce o que la vida le plantea para aprender una lección.
Algunas fuentes mencionan el carácter "magnético" de Bach pero, también, su
altivez, fruto, quizás, del sentimiento de haber sido especialmente
elegido para algo importante, ¿o simplemente una máscara para ocultar su timidez? Del mismo modo -agregan estas mismas
fuentes- era proclive a sostener relaciones amorosas desdichadas. ¿Es cierto?
¡Quién lo sabe! Pero lo real es que, con sus sombras
y sus luces, es preferible pensar a Bach en términos de alguien completamente humano capaz de
"pecar" (no en el sentido moral,
sino en el de "errar en el blanco con la flecha", "equivocarse"), como cualquier otro, pero con una
inmensa capacidad para aprender de sus
propios errores y trasmutarlos en virtud.
Bach fue un hombre
productivo, enérgico y emocionalmente vigoroso, si bien, a pesar de ello, no dejó de sentir miedo, soledad, angustia y tristeza. Su vida estuvo marcada por la
profunda necesidad de fundar algo
nuevo y significativo en el campo de la salud, y este deseo fue un
incentivo persistente en su existencia, pero,
también, fuente de inquietud y desvelo. A esto se agregaba el hecho de que era impaciente por demás,
constantemente insatisfecho,
desmesurado con todo aquello que despertaba su atracción; solía tener sus
músculos tensos como si contuviera la energía que, sin embargo, se desbandaba en algunos tics
nerviosos en su cara; no toleraba los cuellos apretados ni los
sombreros; siempre apurado por concretar sus proyectos, el tener que
esperar le provocaba desasosiego.
Ahora bien, su
conciencia, precoz y aguda, muy tempranamente enfocó su atención e interés
hacia los valores trascendentes de la vida y fue alentada por una intensa convicción de que tenía una responsabilidad
especial por la humanidad. Bach, quizás, podría haberse convertido en una persona inadaptada y neurótica de no haber sido por su talento, su habilidad, su
concentración, su predisposición al
servicio desinteresado y su devoción espiritual, y, por supuesto, por ese toque de la gracia divina que,
junto al coraje personal, son las dos alas que hacen volar al Alma
hacia el cielo de su realización.
FELIZ PRIMAVERA!
Equinoccio de Primavera 2016.
Astronómicamente sucederá el 22 de Septiembre a las 14:21 UTC
"La Naturaleza al expresarse y reinventarse a sí misma muestra lo mejor en las flores y en el canto de las aves. Por lo tanto nosotros igualmente lo podemos hacer con nuestras palabras y acciones.
Todos estamos invitados a aprovechar la energía que se manifiesta en cada uno de los equinoccios para despertar nuestra sabiduría interior como hilo conductor entre el cielo y la tierra, para que a nivel personal podamos dar un paso más hacia nuestro estado de evolución conciente y contribuir al equilibrio de la vida en la Tierra."
domingo, 18 de septiembre de 2016
Generación de biofotones por el sistema nervioso central
Un importante estudio Científico demuestra que Nuestro Sistema Nervioso Central es Capaz de generar Biofotones.
Click aquí para leer el artículo
¿Por qué tememos morir?
Un imperdible video sobre una entrevista a Deepak Chopra (traducido al español) en la que lo explica muy claramente. ¡Se los recomiendo!
Vencer el miedo a morir
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