domingo, 8 de mayo de 2016

Mejor Compasión que lástima



Días pasados, durante una consulta floral, la consultante expresó que no terminaba de entender la diferencia ente “lástima” y “compasión”. Yo le respondí. “La diferencia la hace el Amor”.

“Sentir compasión no significa sentir lástima hacia los demás” – explica la Lic. Fanny Libertun

Compadecerse de alguien es poder ponerse en el lugar de quien sufre porque uno se reconoce a sí mismo en ese sufrimiento. Como dice la psicóloga Belén Casado Mendiluce: “Cuando te compadeces no juzgas, no te eriges en juez que dirime quién es bueno y quién malo, porque sabes que esa línea, en ocasiones, no es tan fácil de definir”

La compasión dignifica. Nos hace más humanos.

En tanto que sentir lástima por alguien es ponerse (consciente o inconscientemente) por encima del otro a quien se juzga inferior. Porque el término suele usarse socialmente ya sea con cierta connotación peyorativa (“Me das lástima…” “Te tengo lástima…”) o bien considerando a la persona “víctima” de lo que le sucede y no como un ser responsable de sus acciones, por lo que directa o indirectamente, le estamos quitando su poder (Juan Ordóñez – Biodecodificación)

Andre Lima (reikista brasileño y terapeuta EFT) opina que “el sentimiento de compasión está completamente desprovisto de cualquier tipo de culpa, tristeza por el otro, impotencia o dependencia. Tampoco existe el sentimiento de que el otro no es capaz de superar las dificultades. La compasión está entonces, desprovista de negatividad. Esta brota desde el fondo de nuestra esencia y viene acompañada por una paz interior. En ese estado, podemos reconocer el sufrimiento de otra persona pero sin arrastrarnos para sufrir junto con ella. Entenderemos que aquello es parte de su aprendizaje y que ella tiene la capacidad para superarlo.”
 
Si bien el diccionario de la Real Academia Española, define “lástima” como “enternecimiento y compasión por los males de alguien” en la realidad cotidiana la lástima queda desnuda de tal sentimiento empático.

Comparto un excelente posteo sobre este tema realizado por la Licenciada Fanny Libertun en su blog Psicología de la Compasión.